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viernes, 8 de febrero de 2008

Ocurrio en Gorostiza

..........De entre los muchos partidos que pude narrar durante mi estancia en Radio 7 Televisión mediados los años noventa, hubo uno que difícilmente podré olvidar. Es más, el partido resultó una experiencia tan increíble que recuerdo aquella jornada con suma nitidez. Me recuerdo a mí mismo corriendo escaleras abajo con el plátano en la boca y calzándome aprisa la chamarra camino de Karranzairu, antigua sede de la emisora, junto al Teatro, donde Jesús Mari Isusi, mi jefe, me esperaba junto a la unidad móvil que nos llevaría al Municipal de Gorostiza, situado en un bonito paraje del extrarradio de Barakaldo, entre Retuerto y Cruces, junto a la carretera que conduce al valle del Regato. Cerca de las cinco de la tarde, de la tarde fría y soleada de aquel sábado 11 de marzo de 1995, empezamos a montar el chiringuito para la retransmisión.

..........A priori se trataba de un partido cotidiano que medía a dos gallitos de la Autónomica seriamente venidos a menos. Tan a menos que Salesianos y Zuia Izarra luchaban por la permanencia. Eso presagiaba un partido a cara de perro sin demasiadas concesiones a la grada. El caso es que a la hora de comenzar el choque la única grada de Gorostiza albergaba como a un total de 300 espectadores que ni remotamente imaginaban lo que iban a presenciar. Con el micrófono en la mano y rodeado de gente como de costumbre, ocupaba yo el centro de la fila inferior, junto a una plataforma que soportaba a cámara y técnico.

..........Salesianos aglutinaba a una generación que había conocido su esplendor años atrás, gente que había desplegado parte de su carrera en Paúles y ahora lo hacía en las filas del eterno rival de Larrea. Formaban parte del equipo Barbero, Zurutuza, Raúl García, Borja, Constan o Guadiana. Salesianos no contaba con la eterna perla barakaldesa de entonces, Manu Díez. Y es que Manute había fichado por el Santurtzi. Del lado alavés tan sólo conocía a su mejor jugador: Ina Andía, que ya gastaba 36 tacos por aquel entonces. Pero lo que sin duda más me impresionó fue ver saltar de corto a Luis María Junguitu.


..........Junguitu era una leyenda viva del Baloncesto vasco. Había formado parte del KAS Bilbao desde los primeros setenta, había pasado al Baskonia después, llegó a tocar la ACB antes de emigrar al sur y ahora, mil años después, terminaba sus días en categoría provincial masculina. Aquella tarde, que tan mal terminó para él, Junguitu contaba ya con 43 años. En todo momento fui muy consciente de la porción de historia que tenía frente a mí. Hasta entonces y desde el año 81, las más de las veces con mi primo Fernando, que era entrenador de formación, yo había podido disfrutar de los grandes clubes de la zona, como Tabirako, Lasalle, Jarrilleros, Santurtzi, Loyola Indautxu, Paúles, Salesianos, Urdaneta. Siendo un chaval había aplaudido con mis propias manos a Mikel Cuadra mientras parte de la grada le gritaba aquello de “Pinooooocho... Pinooooocho...”. Pinocho sí, pero él solito bailaba a toda la plantilla paulina cada vez que caía por Arauti. El caso es que el año 95 me resultaba ya como tardío, impropio para contemplar algo así. Por eso me impresionó tanto. Tan sólo pensar que aquel tipo había jugado la Korac del 74, compartido vestuario con Querejeta, Moreno, Iradier o Segurola, y pista con Luyk, Carmichael o Rullán, era para coger la megafonía y obligar a los presentes a levantar una ovación de media hora. Habréis de creerme si os digo que Junguitu fue el mejor jugador del partido mientras estuvo en pista.

..........El partido fue un auténtico espectáculo. Hice unos cuantos por aquel entonces, pero ninguno con la intensidad y el acierto del de aquella tarde de sábado. Durante toda la primera mitad Salesianos llevó la iniciativa en el marcador. Pero lo hizo a distancias cortas, entre los dos y cinco puntos. Un Junguitu cerebral y dominante, con un rango de tiro envidiable para años y años jugando de pívot, no permitió la escapada barakaldesa. A falta de cuatro segundos para el descanso el marcador reflejaba un 39 a 37 para Salesianos. Hasta que ocurrió esto:

..........Video 1 (33 segs)

..........Todos aplaudimos a rabiar.


..........El inicio de la segunda mitad –de veinte minutos, por supuesto– fue una salida en tromba de los de Barakaldo. Barbero dirigía a los suyos con mucha solidez, no había pérdidas de balón, Guadiana tuvo su tarde y Zurutuza era imparable en la pintura. Iñaki Zurutuza era un Barkley de bosillo. Con una cabeza de toro ganaba la posición como nadie. Su fuerza era tal que una lejana tarde, entrenando yo con Paúles, me mandó al medio campo de un solo codazo. Sin embargo los alaveses, y en particular Ina Andía, no permitieron que la desventaja se fuera más allá de los diez puntos.

..........Con todo, tengo que decir que entrada la segunda parte las decisiones arbitrales empezaron a castigar con sospechoso encono al cuadro alavés. Entrenaba al Zuia Izarra José Ramón Mariño, que era de largo el más calmado de su banquillo, cada vez más irritado. Jugadores y delegados empezaron a protestar, y no sin razón, muchas de las decisiones de los colegiados. Una de ellas, a falta de doce minutos, cambió el signo del encuentro. Una transición barakaldesa dio con la canasta del local Guadiana más personal de Ibáñez. Una acción muy protestada por los alaveses. Tanto fue así que Junguitu hizo las de capitán en nombre del equipo y se llevó la peor parte. Fue expulsado. Estábamos siendo testigos, tal y como él me confesó al término, de la primera y única expulsión de su carrera. Tuvieron que sacarle del campo. Pasó un enorme mal trago y el partido, entre protestas, técnicas y tiros libres, estuvo detenido un buen rato. Recuerdo que al siguiente tiempo muerto la noche había caído en Gorostiza y la temperatura del pabellón, subido unos cuantos grados.

..........Video 2 (35")
..........Video 3 (36")

..........Sin Junguitu, el Zuia Izarra sacó una casta de las que hacen época. Eso y el increíble nivel de Andía, que terminó el partido con 36 puntos. No recuerdo el nombre del base alavés, pero guardaba un colosal parecido con Quique Ruiz Paz, con la cabeza gacha y unas enormes ganas de correr el contraataque. Como a dos minutos del final, el partido estaba en un puño, pero el Salesianos seguía sin perder el domino del marcador.

..........Llegó entonces el momento clave. A falta de 34 segundos y con empate a 81, una nueva falta sobre los alaveses dispuso a Guadiana en la línea de tiros libres. Anotó los dos. Y Salesianos marchó al tiempo muerto solicitado por Mariño con 83 a 81 a favor. Fernández Santos, el técnico local, aprovechó para hacer el cambio del partido. Puso en cancha a sus dos bases: Barbero y Raúl García. Lo hizo con la expresa orden de no lanzar a canasta si el Zuia Izarra perdía el balón o fallaba su lanzamiento con rebote local. Todos pudimos escuchar la consigna: “Controlamos la posesión sin lanzar / Controlamos la posesión sin lanzar”.

..........Así Fernández Santos puso a dos bases para controlar el balón sin tiro.
..........Puso a dos bases para controlar el balón sin tiro.

..........Pero a falta de dos segundos y habiendo robado encima el balón Salesianos (83-81) Raúl García, que había salido del banquillo solamente para controlar la posesión, se vio invadido por las ganas de jugarse un triple.

..........Y esto fue lo que pasó.

..........Video 4 (35")
..........Video 5 (36")



..........Recuerdo perfectamente que en medio del caos buena parte del banquillo alavés se echó encima de los dos árbitros. Diciéndoles de todo. De todo. El Zuia Izarra entendió que había vengado la afrenta de aquella increíble manera. Y así fue. Victoria alavesa con el reloj a cero: 83-84.

..........Raúl desapareció de la pista. Pero los enfurecidos gritos de Fernández Santos en el vestuario resonaron en todo el pabellón. Tan sólo cuando pudo calmarse me atreví a pedirle una entrevista.


..........En resumidas cuentas fue un partido sencillamente impresionante. Un recuerdo imborrable. Una de esas eternas pruebas de que el Baloncesto puede ser una experiencia total al margen de los niveles de competición.

..........Creo que si alguno de los presentes en aquel partido tuviera la ocasión de ver estas imágenes casi trece años después se llevaría una gratísima sorpresa. Yo sólo puedo subirlo al Youtube. El resto queda al azar del destino. Pero cómo me gustaría que alguno de ellos tuviera la oportunidad de volver a verlo. Porque ninguno lo habrá olvidado. Eso seguro.